Este ejercicio propone crear un símil entre el cuerpo humano y el paisaje. Así como cada contexto natural nos transmite determinadas emociones y nos conecta con los elementos que lo componen, de la misma manera el cuerpo de una persona nos conecta con una multitud de sensaciones a partir de la simple observación. Cada forma nos habla de aspectos estéticos. La piel contiene las historias personales impresas sobre ella y los volúmenes nos conectan con la idea de los relieves y texturas que recorren esa humanidad y le sirven de recinto al alma y la mente que lo habitan.
En este reto de paisaje, se me presentaron las distintas texturas y sensaciones visuales que genera el cuerpo, las marcas de la ropa, marcas de la piel, diferencias entre pelo y no pelo, formas de colinas y curvas de dunas.